De paseo por mi bosque

Como los días ya empiezan a ser primaverales (yujuuuuu) y hacía tiempo que no iba
a El bosque encantado ¿os acordáis?, el otro día hice una excursión.

Siempre me sorprendo al sentir la paz que desprende ese sitio tan mágico, y como otras veces, me encontré con sus seres extraordinarios.

Me quedé extasiada con la historia que me contó de El árbol número 18, de cómo se escapó del leñador y se refugió en el bosque.

Las raíces parlantes también me contaron historias asombrosas.

Pasé sin hacer ruido por delante de, creo que algún tipo de dinosaurio de bosque, que estaba dormitando. Era enorme.¿ Quizás un dromeosaurio, Susana?

Y a lo lejos vi pasar una especie de gacela-pato, no pude verlo muy bien porque delante había un árbol e iba a mucha velocidad.

Pero sin duda quien más me impresionó por su gran tamaño y sabiduría fue,

La gran esfinge de los felinos, que allí estaba disfrutando del sol y contando historias a muchos de los habitantes del bosque.

No se si son imaginaciones mías, pero me da la impresión que siempre que voy al bosque encantado, vuelvo más reflexiva y espiritual.

Que no pienso tanto en cosas materiales y que ... un momento ... es que ... con tanta reflexión ... me está entrando un hambre.

Digo yo que los místicos también comerán ¿No?

¡ Creo que hasta el más asceta del mundo, daría algo por una pechuguita de polloo, jeje !